4. Haz ejercicio en beneficio de los demás
Si quieres añadir valor a tus entrenamientos, piensa qué cosas útiles puedes hacer durante la actividad física. Las investigaciones demuestran que cuando hacemos trabajo voluntario para ayudar a los demás, mejora nuestra salud mental y nos hace más felices. Por ejemplo, lleva a un amigo a pasear por el bosque y recoge basura al mismo tiempo o participa en un maratón benéfico.
5. Dé al ejercicio un significado especial
Cuando tratamos el ejercicio como una tarea, perdemos la oportunidad de obtener algo más que un cuerpo en forma. Por ejemplo, la oportunidad de satisfacer tu necesidad de prestarte atención únicamente a ti misma y concentrarte en tus pensamientos. Esto es especialmente importante para las madres jóvenes que pasan mucho tiempo con sus hijos y sólo hacen ejercicio para recuperar la forma. Empieza a tratar el ejercicio como una forma de cuidarte y ser tú misma, en lugar de cumplir el papel de madre, pareja o empleada.
6. Crear un sentido de pertenencia
Mucha gente conoce la situación en la que entras en un gimnasio nuevo y te sientes terriblemente incómodo por el volumen de tu figura, tu edad o el estampado de tus leggings. Es aún peor cuando parece que todo el mundo a tu alrededor pasa de ti y evita cualquier contacto.
Si has encontrado un lugar donde te sientes bienvenida y cómoda, ayuda a los demás a sentirse igual. Cuando veas a alguien solo en un rincón, acércate y entabla conversación. Este sencillo truco creará un ambiente en el que todos se sientan cómodos haciendo ejercicio.