2. Inspeccione y trate cuidadosamente las raíces
Después de sacar la planta de la maceta vieja, desenreda las raíces. No tire demasiado bruscamente. Hay que limpiar suavemente el sistema radicular de la tierra vieja para prepararlo para el traslado a la tierra nueva.
Si las raíces están demasiado enredadas, puedes cortar ligeramente las puntas para que queden más sueltas. Esto ayudará a que la flor crezca mejor en la nueva ubicación.
3. Trasladar la planta
Primero rellena la maceta con tierra fresca adecuada hasta un tercio para dejar espacio para que crezcan las nuevas raíces. Siempre puedes añadir más tierra si es necesario.
A continuación, coloca las raíces exactamente en el centro de la maceta para que queden suficientemente cubiertas de tierra. Una vez que hayas encontrado la posición correcta, vierte suavemente tierra alrededor y sobre las raíces. Así tendrán espacio para crecer y expandirse libremente.
La tierra debe alisarse antes de añadir una nueva capa. Compruebe la tierra con el dedo: si se sale, significa que la tierra no es lo bastante densa y puede “pisar” la tierra un poco más. Es importante dejar hasta tres centímetros de espacio en la parte superior de la maceta para que el agua no rebose por el borde.
Inmediatamente después del trasplante, la planta debe humedecerse ligeramente. Durante la semana siguiente, por el contrario, no riegue la flor para darle la oportunidad de acostumbrarse a la nueva maceta.